El negocio que se gestó en el proyecto Hélice UCR ha permitido eliminar plagas y enfermedades en cultivos de melones, papa, sandía, tomate, chayotes y muchos otros productos y potenciar la producción.
Mario Vargas es productor de melones y es uno de los muchos agricultores que apostaron por utilizar los bioinsumos a base de hongos y bacterias nativas de Costa Rica que se producen en la Bioles.
El uso de estos productos le ha permitido ganar en sanidad, producción y economía, actualmente no aplica ningún tipo de agroquímico y ha logrado excelentes resultados. Cuando inició con la aplicación de los bioinsumos de Bioles producía un contenedor por hectárea y ahora saca dos, lo que evidencia los resultados positivos en el campo.
De acuerdo con Marena Chavarría, gerente de Bioles, la iniciativa que nació en el Centro de Investigaciones Agronómicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) hoy se ha consolidado como un negocio de gran impacto para el sector productivo y que tiene como norte reducir la inversión productiva, eliminar plagas y enfermedades con alternativas mucho más sostenibles.
“Costa Rica ha llegado a ocupar el primer lugar entre los países que más usan agroquímicos, superando incluso a naciones como China, por ello, desde que arrancó el proyecto hace años, y actualmente con la nos vinculamos con el sector productivo para ofrecerles sustituir, de forma total o parcial de plaguicidas para aplicar nuestros bioinsumos elaborados a base de hongos y bacterias con cepas nativas, para que se adapte fácilmente a las condiciones climáticas y el suelo”, contó Chavarría.
De esta forma, los bioinsumos permiten controlar problemas en los cultivos liberando, por ejemplo, el fósforo que se fija en el suelo y dificulta la fertilización, a la vez que hacen la función de biocontroladores de plagas y enfermedades.
La spin-off, que está consolidada como una empresa basada en conocimiento y tecnología desarrollados por la UCR, arrancó hace un año, pero toda la investigación se inició en 1994, lo que les ha permitido catapultarse con productos totalmente probados.
Los bioinsumos de Bioles se están aplicando en cultivos de melón, tubérculos y jengibre con excelentes resultados, también en papa para el control de los nematodos (plagas que retrasan el crecimiento y provocan un mal desarrollo de la raíz), así como en el control de hongos de la brócoli y coliflor, del tomate o el chayote.
Impacto con efecto dominó
Y es que con el uso de los productos biológicos ha sido posible determinar que las plantas crecen con más vigor, la mortalidad es menor que con agroquímicos, la calidad es superior y los rendimientos son mayores.
Han llegado al cultivo de sandía, cebolla, arroz, zanahoria y caña azucarera, incluso grandes ingenios son compradores de los bioinsumos de Bioles y su aplicación ha generado un efecto dominó, pues los productores difunden el impacto positivo que experimentan con sus productos.
“Uno de nuestros clientes que produce chayote ha visto incrementar su producción casi en un 40%, porque, pese a que sus suelos tenían mucha nutrición, estaba atrapada, al agregar los bioinsumos, ésta se libera, aumentando la producción, la sanidad y vigor del cultivo, pero lo principal es que los alimentos que llegan a las mesas están libres de agroquímicos”, relató la gerente de Bioles.
Esto resulta esencial, añadió Chavarría, dado que en el país es común el uso y la importación de agroquímicos, incluso un estudio sobre el aparente consumo de plaguicidas en Costa Rica promedió 34,45 kilos por hectárea entre 2012 y 2020 y la especialista indicó que el 27% o más de los productos que se consumen tienen trazas de agroquímicos.
Una simbiosis exitosa
Bioles se enmarca dentro de Hélice UCR, un programa de cooperación internacional en el marco de la colaboración entre Costa Rica y la República de Corea. Se ejecuta mediante la Universidad de Costa Rica a través de la Dirección de Promoción de la Innovación y Vínculo para el Desarrollo (Diprovid) de la Vicerrectoría de Investigación y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Corea.
Según Francisco Saborío, director del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA), Bioles es la primera experiencia de que han acompañado, pero está convencido que el impacto para la sociedad de trasladar un producto generado en la UCR al sector productivo abre enormes oportunidades.
“En una época en la que los insumos de producción aumentan significativamente de precio, los biocontroladores reducen la necesidad de dichos productos, por lo tanto, inciden en la reducción del costo productivo; al ser de origen natural, hay un menor impacto ambiental”, explicó Saborío.
Lo más valioso del aporte de la Universidad es que hay todo un proceso de investigación, respaldo científico y ensayo de los productos que se están distribuyendo en el sector productivo; y es claro que los productores han visto de primera mano los beneficios, ya que la demanda ha sido creciente, la cual, hoy con laes posible atender.
“El trabajo de la UCR no es producir en masa, sino generar conocimiento, y como este producto ya maduró, podemos trasladarlo al sector productivo y con los réditos que genera esta relación con Bioles podemos continuar haciendo otras investigaciones”, analizó el experto.
Y es que con el trabajo conjunto que realiza la universidad con la hay una retribución económica cercana al 4% o 5% sobre las ventas, de manera que esos recursos se reinviertan en investigación.
Además, se genera mayor confianza, pues al trabajar con el sector productivo en una alternativa de menor costo económico y ambiental incrementa la imagen de la UCR al decir “presente” en el campo, mejorando la producción agrícola y dando respuestas al sector productivo.
El objetivo de esta es llegar también a cooperativas y asociaciones de productores, a fin de abarcar a la mayor cantidad de personas posible para lograr que reduzcan la inversión, eliminar plagas y enfermedades con soluciones sostenibles.
Este tipo de iniciativas evidencian que la UCR no solo genera conocimiento e investigación, sino que la lleva a lo largo del país para su puesta en marcha, mientras que generar recursos frescos, con las retribuciones económicas que deja la venta de productos o servicios, los cuales permiten reinvertir en nuevos proyectos.